Lamentablemente el objetivo de la perversidad se impuso. El pánico y la rumorología lograron su propósito: sacar a las gentes de las calles y hacer que la única fuerza productiva real de Veracruz, la Iniciativa Privada, se diera por vencida, al menos por un día, dentro de una lucha un tanto más psicológica que real, pero que por el antecedente por todos conocido, terminó venciendo el ánimo general.
Coatepec, habiendo superado los días graves de crisis de atracos, violencia y hasta muerte, de lo que se vistió Veracruz y otros estados del país en las últimas 72 horas, hoy 6 de enero ya no pudo más. La fuerza del rumor, del miedo, del pánico, se empoderó y venció la resistencia ciudadana.
Aurrerá Coatepec no pudo contener la incertidumbre, miedo y hasta terror que se generó ante el rumor de que las bandas de atracadores estaban cerca. La orden se dio. Las cortinas se cerraron. La clientela, de por sí escasa, escapó ante la aparente señal que de que algo malo se acercaba.
El rumor no fue sólo ahí. Plaza Crystal Coatepec, Chedraui concretamente, en un acto casi heróico, se mantuvo con atención al cliente. No podría decirse que "con puertas abiertas", porque no fue así. Las elegantes cortinas de aluminio, a media carrera; los clientes muy altos, tienen que agacharse un poco. Y adentro, hay incertidumbre; el rostro de cajeras no es el impávido de otras ocasiones, o el alegre y vivaz de otras. Hoy, hay seriedad. Si un niño de pronto llora, el grito natural del infante enciende las alarmas internas de la gente.
Patrullas estacionadas en las puertas con elementos listos y en alerta, lejos de ser sinónimo de seguridad, hoy, al contrario, son señal de que algo no anda bien y de que en cualquier momento, "algo" puede pasar.
Muchos de los clientes, "por necesidad" salieron de sus casas a realizar compras. Pero a pesar de que quieren demostrar que "no pasa nada", el entorno visible termina contagiando. Pueden ingresar a la tienda con cierto desenfado. Pero al salir, la expresión es otra.
En Xalapa, la capital, las cosas no fueron mejor. Más bien dicho, se perfilaron peor. La crisis explotó. Las tensiones hicieron erupción. Calle Clavijero, el centro neurálgico, en donde los reyes magos tienen que hacer parada obligada. Hoy a media tarde, la crisis alcanzó un clímax. Primero fue una advertencia que nadie sabe exactamente de dónde salió. La respuesta fue imponente. Decenas de hombres armados con palos, se declararon listos a la batalla. Pero no. No hubo nada. Afortunadamente.
Pero el daño estaba hecho. Tiendas en general bajaron cortinas. Gentes, hombres, mujeres, ancianos, niños. Principalmente los niños, caminando apresurados alejándose del centro, jalados firme de la mano de sus madres o padres, o de ambos. El daño estaba hecho. El centro, en otros años plagado de gritones, vendedores, artesanos, jugueteros, hoy se vació de pronto. Murió la algarabía. Cesaron las músicas, los caminares, las ofertas, el "pasele, pásele", el "llévelo, llévelo", el "comper que ai' va el golpe".
La ola no respetó a nada ni a nadie. Incluso las farmacias cerraron sus puertas y atienden al cliente, pero por minúsculas ventanas. Nadie puede entrar. Hay que formarse para poder surtir la receta. Los clientes no tienen otro remedio. Esperar. Hacer fila. Estar afuera.
En resumen, Hoy, Xalapa y Coatepec, tuvieron que ceder al miedo.
!Triste!
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